Esta narración la hice recordando un poco las cosas que mi abuela Felisa la de la huerta nos contaba. La recuerdo con su pañuelo al cuello, sus enaguas largas hasta media pierna, sus grandes gafas, y siempre dispuesta a contarnos alguna historia.
No sabia leer ni escribir, pero nadie la engañaba, su trabajo además de trabajar en la huerta, hacia mantones te trapo. La recuerdo con su uso y la rueca, su madeja de lana en la mano. Le gustaba hacer rodillas para llevar los cantaros del agua en la cabeza ya que en ese tiempo no teníamos agua en casa.
LAS ACEITUNAS
Bien entrado el invierno
se cejen las aceitunas ,
en la sierra de Montanchez
no queda ni una.
Cogiendo sus achiperres,
antes de al rayar el día
por mucho frio que hiciera
hacia la sierra salían.
En sus alforjas llevaban
pan duro, un pedazo de
tocino,un tozo de patatera
y algunas patatas fritas
y el que tenía mas reales
en la merendera alguna
tortilla.
La cargaban en el burro
para la sierra marchaban
llegaban a la Garganta
y hacia la Vuelta seguían
por un sendero de piedras
solo los burros cabían.
Recorriendo ya sus frutos
en el molino quedaban
pasaban allí la noche,
en el regato lavaban,cuatro
ropas maltrechas
ropas maltrechas
otra cosa no tenían, y en las
lanchas las tendían.
De regreso al molino,
la aceite se recogía,en
las cántaras de latas, en los
burros la cargaban.
Cuesta arriba,cuesta abajo, de
la garganta , hasta el pueblo,
paras poder venderla,
sacar una perras chicas y
llenar la
faldriquera.
faldriquera.
Estas aceitunas son de mi huerta, me gusta mucho,
la naturaleza, los animales,procuro tener siempre
en mi casa flores.
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